La historia del Frontenis
La historia del Frontenis, cuya paternidad nadie puede disputar a México, se remonta al año 1900, y según numerosas versiones que se han recogido, fueron los tenistas más famosos de aquella época, entre ellos Buttlin, Sharp, Crowle, Pérez Verdía, Maldonado y Clifford, quienes iniciaron el golpeo de la pelota de tenis sobre paredes de los clubes Reforma y Junior, ubicados en esta ciudad.
Se dice que en aquella primera década del siglo ya se practicaba el juego de pelota en las modalidades de Mano, Pala y Cesta Punta. La misma versión asegura que los pelotaris de aquel entonces que destacaban en la cesta, como Chiquito de Begoña, Goenaga, Irun, Erdoza Mayor y Erdoza Menor, así como algunos aficionados a este deporte vasco como los señores Etchegaray, Suiniaga, Zetina y Rodríguez, jugaron Frontón a Pala con motivo de la reparación del histórico Frontón de Iturbide.
La nueva actividad deportiva, surgió con el afán de seguir practicando, mientras reparaban la pared de rebote. Dicha práctica era con una pelota de tenis o pelota blanda de mano, juego que seguramente interesó a los antes mencionados tenistas del momento, quienes, empezaron a golpear con la pelota de tenis, las paredes de los baños y vestidores de los Clubes Reforma y Junior.
Este juego originó un nuevo vocabulario, Frontontenis, palabra que en el año de 1916 se reduciría al Frontenis. La construcción del frontón en la casa de don Fernando Torreblanca, que según los conocedores se encontraba ubicado en la calle de Guadalajara N° 104 de la ciudad de México, propició el que fuera él, precisamente, quien lo bautiza con el nombre de Frontenis.
Otra versión es que se empezó a jugar tal y como se practica actualmente en el año de 1916, en un frontón pequeño que ya tenía pared de rebote y que fue utilizado por los antepasados Aztecas en su juego del Chacual. Dicho frontón estaba ubicado en el rancho de Zacauisco, sobre la calzada de Tialpan en la ciudad de México, y tenía unas dimensiones de 26 mts. de largo, 6 mts. de ancho y otros tantos de alto. En la pared de rebote existía una puerta que daba acceso a las duchas y servicios, la edificación de las paredes era de adobe, excepto el frontis, que era de tabique revestido con cemento. Con el incremento de sus practicantes proliferaron los frontones, que poco a poco se fueron adecuando a la nueva modalidad. Desde México se extendió a países.
